Schoenstatt: ¿Un movimiento de élite?

  Navegando por la web ha atraído mi atención un foro de debate con este mismo título. En él, diversas personas con experiencias y actitudes muy diferentes respecto a Schoenstatt entrecruzaban sus opiniones en un intercambio que me resultó bastante interesante. Yo también, en alguna ocasión, me había planteado esta cuestión, pero nunca me había puesto a profundizar en ella. Con este artículo no pretendo dar respuesta a la misma. Trato simplemente de poner el tema sobre la mesa, esperando que voces más cualificadas que la mía me ayuden a clarificar lo que el mencionado foro no consiguió hacer (y, ya de paso, a clarificar las ideas de más gente). Para empezar, habría que aclarar que entendemos como `élite´. Para mucha gente, `élite´ es un término peyorativo asociado a unos ciertos privilegios económicos, sociales o políticos. En ese sentido, parece claro que la contestación a la pregunta que encabeza este artículo debería ser negativa...

| César Fernández-Quintanilla (España) César Fernández-Quintanilla (España)

Navegando por la web ha atraído mi atención un foro de debate con este mismo título. En él, diversas personas con experiencias y actitudes muy diferentes respecto a Schoenstatt entrecruzaban sus opiniones en un intercambio que me resultó bastante interesante. Yo también, en alguna ocasión, me había planteado esta cuestión, pero nunca me había puesto a profundizar en ella. Con este artículo no pretendo dar respuesta a la misma. Trato simplemente de poner el tema sobre la mesa, esperando que voces más cualificadas que la mía me ayuden a clarificar lo que el mencionado foro no consiguió hacer (y, ya de paso, a clarificar las ideas de más gente).

Para empezar, habría que aclarar que entendemos como `élite´. Para mucha gente, `élite´ es un término peyorativo asociado a unos ciertos privilegios económicos, sociales o políticos. En ese sentido, parece claro que la contestación a la pregunta que encabeza este artículo debería ser negativa.

Y sin embargo, debido a que en muchos países latinoamericanos y en España este Movimiento ha arraigado principalmente entre las clases sociales más pudientes, esta es la concepción que tiene mucha gente desde fuera del Movimiento. Aunque este tema puede tener cierto interés, no quiero entrar en él ahora. No es esta la cuestión.

La palabra ‘elite' viene del francés y se utiliza para designar ‘lo elegido'. En ese sentido, sí que corresponde decir que, en cierta medida, el Movimiento de Schoenstatt es un movimiento para los llamados, los elegidos por Dios y La Mater para formar parte de un grupo selecto de Aliados (sin tener nada que ver con su estatus social o económico). Otra definición de élite es "una minoría selecta o rectora". Ciertamente, Schoenstatt aspira a formar líderes que puedan hacer surgir el cambio en la sociedad. Y es natural que estos líderes formen un grupo selecto de personas, una pequeña comunidad, que se estimule y potencie mutuamente. Sin embargo, el concepto cristiano de líder implica el estar totalmente al servicio de los demás y dedicar a ellos todos los mejores talentos. Uno de los participantes en el foro manifestaba: "Yo creo que es un movimiento de élite, pero que trabaja para la masa...eso es lo que no debemos olvidarnos. Es de élite, pero para darnos fuerza y continuar trabajando hacia afuera".

Todo esto es cierto. Pero yo quiero llegar un poco más allá. El P. Esteban Uriburu lo expresó magistralmente: "Siendo Schoenstatt reflejo de la persona, del espíritu del Padre Kentenich, es lógico que el Movimiento, en su espiritualidad y en su estructura, ponga de manifiesto la amplitud de corazón, la grandeza de alma, el universalismo de su Fundador. Por esta razón, Schoenstatt no podía ser totalmente un movimiento destinado a unos pocos, a una élite, a comunidades de jefes. También debía tener una dimensión universal, estar abierto a todos". "El universalismo del Movimiento" -dijo el Padre Kentenich en una oportunidad- "exige que todo tipo de individuos y de personas puedan encontrar en él un hogar". Para lograr esto es necesario también el Movimiento del pueblo y de peregrinos, que el Padre Kentenich llamó a la existencia en la hora de la fundación, e impulsó concretamente a partir de 1934.

Como suele suceder, al tratar de dar respuesta a una cuestión se abre una multitud de nuevas preguntas: ¿Porqué está tan desprestigiado el concepto de élite? ¿Existe un malentendido igualitarismo en nuestra sociedad? ¿Por qué Schoenstatt ha arraigado más en las clases sociales más altas? En nuestra actuación como líderes, ¿tratamos realmente de servir o tratamos de imponer nuestros criterios? ¿Debería Schoenstatt abrirse más a la Iglesia y a las clases sociales más desfavorecidas? Una cascada de temas para desarrollar en futuros artículos.

Comentarios
Los comentarios de esta noticia se encuentran cerrados desde el a las hrs